Natación

Para mí nadar no es tan fácil.

Bueno, no es que no puedo nadar. Puedo, gracias a Dios y mi mamá para mandarme, contra mi voluntad, a clases de natación en una piscina municipal en las mañanas tempranas del verano.

Puedo nadar. Pero el problema ocurre cuando intento a nadar con otras personas. Hacemos «natación en círculo.» Y soy una amenaza.

Las brazadas de mis brazos hacen tsunamis pequeñas en el andarivel. En el crol a salpicadura de mis piernas echa agua en los ojos de mis compañeros. Cuando hacemos el estilo brazado, pateo a los nadadores en los otros andariveles. En estilo espalda atropello los pies de la persona enfrente de mí. Equivoco el número de metros, retraso la línea con mis pausas incorrectas y causo confusión cuando nado fuera de orden.

Cuando nado, estoy una desastre.